Pocas veces ha habido mayor afinidad entre un filósofo y un científico. Julián Marías conoce a Jérôme Lejeune en 1980 y años después lo describe como «uno de los hombres que más se han esforzado por mostrar la significación inaceptable del aborto, cuya difusión, fomentada por unos y pasivamente recibida por otros, es a mi juicio lo más grave que ha sucedido en el siglo XX»
Enrique González, experto en el legado intelectual de Marías, muestra cómo estos dos grandes humanistas supieron ir a contracorriente, usando la razón y la ciencia, para proteger al no nacido.